Harold Mayne-Nicholls is a great friend and colleague, we used to even play soccer together in Chile. He has gotten to the top post at FIFA as Media Officer for the World Cup finals, and Chairman of the Inspection Committee for next FIFA World Cups.
After his departure as President of the Chilean Professional Soccer Federation, bringing Chile back to Top 10 of the Wolrd rankings with Argentinean coach and Olympics Gold winner Marcelo Bielsa, he is now at the University of Notre Dame in Indiana, United States, refreshing his mind at par with giving lecture on sports development and sport leadership at the prestigious American University.
We are collaborating with him bringing his "Ganamos Todos" ("Win-Win Soccer") program of social inclusion, positive values and sport development project to North America (especially in Canada) and the Caribbean (and eventually to Africa). His aim is to bring Soccer Development as Cultural Revolution to Give Youth New Standards and Healthy Lifestyles.
Here two of his last interview and special reports with the Chilean mainstream media (both in Spanish language).
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La resurrección de Mayne-Nicholls
El ex presidente de la ANFP partió en agosto, por cinco meses, a la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Allí, es consejero del Centro de Deportes, donde distribuye su tiempo como él quiere: da y asiste a charlas, aconseja alumnos, organiza eventos, mira entrenamientos deportivos y saca ideas. Incluso, va a clases de francés. Lo acompañamos en su nueva vida.
por Paula Comandari, desde South Bend, Indiana
No fue sencillo convencer a Harold Mayne-Nicholls para que abriera las puertas de su nueva vida. Por e-mail, sigue siendo el mismo personaje de siempre: un hombre escueto, formal, distante. Y muy serio. Sabe que en sus palabras está su capital. Fue capaz de convencer a Bielsa para que asumiera como entrenador de la selección chilena. Hoy, una de las universidades más importantes de Estados Unidos le paga para oír sus consejos. Para que comparta su experiencia. Por eso se cuida. Pone condiciones de antemano. Promete no posar. Teme exponerse demasiado.
Pero el panorama se despeja cuando lo encontramos en la Universidad de Notre Dame, ubicada en South Bend, a dos horas de Chicago. Harold se muestra receptivo. Abierto. Su rutina ha cambiado en 180 grados. Y él, in situ, parece adaptarse.
No es usual verlo reír. Pero aquí, en su pequeña oficina del Centro de Deporte de este plantel académico, quien fuera la cabeza del fútbol nacional parece más relajado que nunca. Conversa distendidamente y se ríe con naturalidad. Incluso de sí mismo.
Su despacho tiene las paredes tapizadas con gigantografías translúcidas de jóvenes realizando diversos deportes. No es casualidad: en esta universidad hay 26 deportes oficiales, que cuentan con modernas canchas donde los estudiantes deben practicar con la vestimenta de Notre Dame. Todo esto, dice Harold, "genera un compromiso, los deportistas se toman en serio el deporte. Llegan a la hora. Aquí existe una filosofía de vida donde se considera que el deporte ayuda a la formación personal, al mismo tiempo que al espíritu de la universidad. Si lográramos que las universidades chilenas implementaran 15 deportes en serio, y eso se fortaleciera con una política de estado inexistente hasta hoy, produciríamos un gran cambio".
Esta filosofía es lo primero que ha impactado a Mayne-Nicholls, quien sigue siendo consultor de la Fifa y vicepresidente de Deportes Antofagasta. Por eso, parte de su tiempo lo dedica a seguirle los pasos a cada uno de los deportes. Asiste a distintos entrenamientos y de vez en cuando da algunos consejos. "No vengo como académico, sino como empleado de la universidad. No vengo a intervenir ningún deporte. Pero puedo aconsejar, si me lo piden", dice. También observa con atención: hay varios proyectos que ha visto aquí y que le gustaría replicar en Chile.
A pocos pasos de donde él trabaja hay un museo con los hitos deportivos de la universidad. Y a sólo 30 metros de su oficina, una puerta nos traslada directo hasta un gimnasio para 8.000 personas, donde se practica básquetbol, vóleibol o incluso boxeo. Cuando el chileno siente que el tiempo no está rindiendo, o cuando simplemente se inquieta de más, cruza esa puerta. Y se instala por horas a analizar alguna de esas actividades. Es parte de su nueva rutina.
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Aquí, el deporte se respira. Y eso a Mayne-Nicholls le gusta. Y lo estimula. Lo que no es menor: sus últimos meses en Chile, tras perder las elecciones de la ANFP, fueron amargos. Por ello, salir del país lo ayuda a dar vuelta la página. Con esa distancia, ha tomado algunas decisiones: como dejar congelada su idea de escribir un libro sobre el episodio ANFP, uno de los más difíciles de su vida, "porque hubiera tenido que dejar capítulos afuera, para no producir una polémica innecesaria. ¿Cuáles son los beneficios?, cinco minutos de fama para una vida de condena".
De pronto, Harold se pone de pie. Quiere mostrar las dependencias de la universidad, fundada en 1842 con decenas de edificios de ladrillos de arquitectura gótica, enclavados en varias hectáreas de parques perfectamente mantenidos.
Caminamos sin apuros entre lagunas y árboles milenarios. Hasta que llegamos a la gruta, donde los alumnos suelen ir para pedir ayuda antes de los exámenes. Allí hay total conmoción. Varias personas rodean a un hombre de unos 50 años. Es Rudy Ruettiger, quien durante su juventud luchó para estudiar en Notre Dame sólo para jugar por los Fighting Irish, el equipo de fútbol americano de la universidad. Y lo logró, pese a venir de una familia obrera, no tener gran contextura ni buenas calificaciones. Su historia fue convertida en la película Rudy, que es un hit en Estados Unidos.
Hoy ha venido a la universidad para hacer un documental in situ. Harold se presenta y lo felicita por su historia. Porque refleja lo que ocurre aquí: jóvenes cuyo único sueño es estudiar en Notre Dame para ser parte del fútbol americano, un deporte muy popular, cuyos entrenamientos suelen ser al estilo Bielsa: completamente privados y disciplinados. Y cuyos partidos son transmitidos por la televisión abierta.
A pocos metros de las oficinas de Mayne-Nicholls, en el corazón de Notre Dame, se encuentra el estadio. Allí entran 80 mil personas, bastante más que en el Estadio Nacional de Santiago. Para los partidos, como el del fin de semana pasado, las personas transforman el plantel académico en ramada. En medio del campus se han instalado cientos de locales que venden carnes y ensaladas. Otros han convertido sus autos en restaurantes, mientras niños juegan fútbol americano al ritmo de las bandas que se reparten en las diversas facultades. Decenas de viejos, muchos de ellos ex alumnos, toman cerveza en las sillas plegables ubicadas entre un edificio y otro. La universidad de Notre Dame está de fiesta. Fiesta que mueve entre seis y 10 millones de dólares por jornada y de la que Harold hoy es parte.
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Harold Mayne-Nicholls es ex alumno del Saint George. Y aunque toda la vida escuchó hablar de Notre Dame -dueña de su colegio, nunca la había visitado. Hasta abril pasado, cuando aterrizó en South Bend, Indiana, para escuchar la nueva propuesta laboral, gestionada por el sacerdote Timothy Scully, su amigo desde hace ya bastantes años. La idea era que el chileno se instalara aquí por cinco meses, para transmitir a los estamentos universitarios su experiencia recolectada en el fútbol profesional, a través de la ANFP y la Fifa. Quedó entusiasmado con la idea, pero decidió pensarlo. Y, como siempre, puso condiciones. Envió su contrapropuesta unos días después. Harold pedía acceso libre a los diversos deportes y charlas que imparte el plantel, y la posibilidad de volver a ser estudiante. El tema fue aprobado rápidamente: Mayne-Nicholls se transformaba en consejero de Notre Dame, con una rutina que él mismo debía construir. Así lo ha hecho desde que aterrizó en agosto. Pues él mismo es quien debe rendirse cuentas.
Son las 8 A.M. y el chileno llega caminando tranquilo a la universidad. Lo hace todos los días: su casa queda a sólo dos cuadras. La van que le entregaron al llegar aquí casi no la ocupa, salvo para los paseos de fin de semana que realiza junto a su familia, con quienes, por ejemplo, ha visitado Chicago y las comunidades amish.
Su casa se la facilitó la universidad completamente amoblada y cuenta con tres piezas y cocina americana. Allí, Mayne-Nicholls vive con su mujer y sus tres hijos menores. La fachada se mimetiza con las estructuras de ladrillos que imperan en todo el campus.
Antes de llegar a la oficina, se da tiempo para trotar o ir al gimnasio que está a pocos metros de su despacho. Generalmente, tiene tiempo para ir a almorzar a su casa, en una rutina sin estrés a la que él no estaba acostumbrado. Aunque se apura en aclarar que este no es un año sabático: además de sus labores en la universidad, debe viajar seguido para sus actividades en Fifa. También, sigue de cerca los pasos de su Fundación Ganamos Todos -sólo por email; el teléfono ya casi no lo ocupa- y sigue por radio los partidos de su club Antofagasta.
Hoy, a las 9, tiene agendada una reunión con un estudiante norteamericano. Algo que Mayne-Nicholls realiza cada vez con más frecuencia. Esta mañana, el alumno vino a pedirle consejos sobre cómo ingresar al Comité Olímpico. Harold le habla en inglés, idioma que maneja sin problemas. Y el chico toma apuntes durante 40 minutos. Luego deja la oficina con cara de agradecimiento.
Harold debe moverse rápido: hoy tiene prueba de francés, asignatura que decidió tomar para reforzar ese idioma. Camina rápido, como cualquier otro estudiante, hasta la sala 206 del segundo piso de un edificio contiguo al suyo. Allí todos los días asiste a clases junto a otros nueve alumnos -asiáticos y norteamericanos- que no deben tener más de 25 años. "Hay una diferencia generacional importante, por lo que la comunicación no es bastante fluida, pero como hay actividades grupales, te obliga a integrarte. Lo bueno es que voy porque quiero aprender, pero sin el estrés de ser evaluado, lo que es muy grato. Aunque igual me esfuerzo: no quiero ser el más malo del curso", dice. Se sienta en segunda fila. El profesor grita ¡bonjour! y les entrega una prueba a los estudiantes.
Antes de comenzar a trabajar, Mayne-Nicholls revisa sin falta el calendario de actividades que ofrece diariamente la universidad. En su rutina suele agendar alguna charla, sobre todo cuando éstas tratan sobre actualidad. Asiste a ellas como oyente.
Esta tarde, por ejemplo, va a escuchar al gobernador de Virginia, que inaugura un nuevo edificio. Deja su tenida deportiva en la oficina y se pone chaqueta y una corbata que siempre tiene a mano por si las actividades exigen mayor formalidad. Caminamos por el campus -a lo lejos se divisa una gran planta que produce la energía para el plantel- y de pronto aparecen un par de bicicletas colgando en los árboles. Harold señala que es el castigo que reciben los estudiantes cuando no les han puesto cadenas.
Antes de llegar a la ceremonia, pasamos por el edificio principal de la universidad, que tiene a una Virgen dorada en la cima de su cúpula. Justo debajo de ella hay un Cristo con las manos abiertas, que los estudiantes llaman "Jump mama", esperando para que la Virgen salte.
En otras jornadas, los roles se invierten y es Harold quien se transforma en orador. Lo hace como parte de una serie de actividades llamadas "Play like a champion", inspirada en una frase que alguna vez gritó un entrenador de fútbol americano como speech motivador. Hoy la universidad la utiliza como eslogan de distintos programas, uno de los cuales es el de transmisión de valores a través del deporte y que Mayne-Nicholls deberá implementar ante las distintas comunidades latinas que se han trasladado a esta zona.
Eso no es todo. Desde el Instituto Kellogg, que depende de la universidad, también le han pedido una mano. El cura Tim, quien dicta un curso de liderazgo, le solicitó a Harold ser mentor de tres alumnos durante este semestre. Además de dictar charlas, claro. El miércoles pasado, varios estudiantes de Ciencias Políticas escucharon su discurso sobre Deportes y Liderazgo. Y ya están agendadas nuevas disertaciones en otras facultades.
Durante este tiempo, Harold Mayne-Nicholls ha ocupado parte de sus energías en comprender el mundo de los refugiados. Para ello, tiene un mapa con las zonas bien delimitadas de las comunidades de inmigrantes cercanas a la universidad, las que ha comenzado a visitar para implementar un nuevo proyecto: la organización de un torneo de fútbol. La universidad sabe que Harold tiene expertise en eso.
El 5 de noviembre se juntarán en una misma cancha dos mundos distintos: los estudiantes y varios inmigrantes mexicanos, haitianos, salvadoreños. Para avanzar, el chileno ha sostenido reuniones con la Cruz Roja y ha desembarcado en las zonas más complejas, para invitar personalmente a los miembros de estas comunidades marginales.
El tiempo en la universidad también le ha permitido cranear proyectos propios. Algunos de ellos surgieron simplemente por azar: hace algunas semanas conoció a un profesor de cine americano en un congreso, con quien comenzó a estrechar lazos. Como en 2011 el Saint George cumple 75 años, y ha sido la cuna de varios destacados cineastas chilenos -como Andrés Wood y Gonzalo Justiniano-, le propuso organizar un festival de cine con filmes chilenos. Están en conversaciones para ver si lo llevan a cabo este año o el 2012. De paso, el nuevo contacto le abrió otras puertas: consiguió un espacio para que su mujer asistiera a las clases que el americano imparte en la universidad. Y hasta su hijo Harold, que estaba de visita, fue de oyente a la clase de "Rocky" que se realizó el lunes pasado.
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Harold Mayne-Nicholls tiene su propia autodisciplina en Notre Dame. Nadie lo controla ni debe marcar tarjeta. Pero él sabe que tiene que sacar provecho de esta experiencia. "La idea es sentir que estás haciendo algo útil, si no me aburriría. Lo tomo como una instancia para entregar lo que uno sabe y recoger otras experiencias", dice. Por eso no hay detalle que se le escape. Mientras seguimos recorriendo la inmensa universidad, Harold apunta unos singulares tours que realizan diversos alumnos que hacen de guías y que han sido entrenados para caminar hacia atrás, para así poder mirar a sus interlocutores. Mayne-Nicholls cuenta que quiere reclutar estudiantes que quieran venir unos meses a Chile como voluntarios. Dice que ha visto bastante interés y que le gustaría traer deportes que aún no se juegan en Chile. "Llevar el béisbol a Tocopilla; o trasladar americanos a Punta Arenas, donde existe la única cancha de hockey sobre hielo, pero que no se usa porque nadie ha sido capaz de enseñar este deporte".
Incluso más: tiene la idea de implementar el freesby en Chile, que en Estados Unidos se juega como deporte. Ese es uno de los últimos proyectos que lo desvela. "Veo que en el entretiempo de cualquier partido de fútbol profesional podríamos llevar a niños de la Florida para que jugaran un partido de freesby, el único deporte más barato que el fútbol. Niños que no hacían deporte podrían tener la motivación de hacerlo. Eso es lo bueno de esta universidad. Aquí nadie se molesta si uno copia ideas".
Harold se aleja a paso lento. Se le ve liberado. "Hace bien salir de Chile, del entorno donde llevas tanto tiempo con altos y bajos".
Mayne Nicholls for export
El funcionario de la FIFA comenta su nueva vida en Estados Unidos, donde vivirá hasta fin de año.
por Leonardo H. Burgueño
Hace mucho tiempo que Harold Mayne-Nicholls está alejado de los medios de comunicación. Sólo las apariciones en la fundación Ganamos Todos fueron su nexo con los micrófonos. Más ahora cuando, después de mucho tiempo, vuelve a dar una entrevista y comenta su sorpresiva actualidad.
"Sigo en mi trabajo como consultor de FIFA, además de presidente de la fundación Ganamos Todos y vicepresidente de Antofagasta. También me han pedido asesoría en varias empresas ligadas al fútbol y medios de comunicación. Físicamente, estoy en Estados Unidos desde comienzos de agosto. Me he trasladado con parte de mi familia (mi esposa y mis tres hijos menores) a South Bend, Indiana. Allí viviremos hasta fin de año, pues la Universidad de Notre Dame me ha invitado a formar parte del Departamento de Deportes. Además, hemos hablado de las posibilidades de dictar charlas para el Instituto Kellog y trabajaré en el programa Play Like a Champion, que también desarrolla la universidad. Finalmente, voy a perfeccionar mi francés, retomando los cuadernos y volviendo a clases. Y en una de esas me entusiasmo con otras materias y amplío mis conocimientos en otras áreas".
¿Por qué tomó la decisión de hacer este cambio tan drástico?
Básicamente, porque la Universidad de Notre Dame es una de las que más prestigio tiene en el deporte universitario americano, y a mí me interesa mucho conocer cómo han logrado desarrollar estas actividades. Es un mundo que en Chile está en pañales y creo que hay que recoger de la experiencia de otros conocimientos que a nuestra juventud le pueden ser muy positivos. Lo pude hacer porque la FIFA me autorizó y, además, pues la fundación ha tenido un excelente inicio y quienes se quedaron en Santiago están absolutamente compenetrados en los objetivos que perseguimos.
¿Qué le va a aportar esta experiencia?
Recoger experiencias es tan importante como crear o descubrir. Sumar y multiplicar, como decía Luis Alamos, es lo más importante, y yo siento que al aprender, sumo, y si después soy capaz de transmitirlo, multiplico. Eso es lo que busco. Específicamente, en el deporte universitario nuestros atletas siempre se han quejado de que la universidad es prácticamente la tumba de su carrera deportiva, y eso ya lo hacían cuando yo jugaba por la selección universitaria de la UC, a comienzos de los 80. Es decir, no se advierten progresos en algo que en el mundo entero cada día adquiere más relevancia. Es un poco replicar lo que hicimos en el fútbol: más de 15 años estuve viendo cómo se manejaba en el mundo para después sacar lo que yo pensaba era lo mejor y desarrollarlo en mi país.
En Chile se comenta que le ofrecerían un cargo de senador.
Cuando regrese a Chile, en diciembre, seguiré dedicado a mi familia, la FIFA, la fundación Ganamos Todos y Antofagasta. Y con los tres últimos, un cargo político aparece como incompatible. Y con la familia hay que pensarlo muy detenidamente, pues para optar a un cargo así la responsabilidad y el compromiso deben ser al 100%, ya que uno no se representa a sí mismo, sino que a quienes lo eligieron. Y no es llegar y darle la espalda a la gente. Hay un compromiso y hay que cumplirlo desde el primer día hasta el último día del período en que lo eligieron. Entonces hay que pensar todo muy bien, sobre todo por el hecho de que lo realizado en la fundación hasta ahora me tiene muy orgulloso y motivado, algo que me costaría mucho dejarlo.
¿Por qué está alejado de la actividad futbolística local?
Aquí hay un tema que no es menor. No salir en los medios no es estar alejado. Hay quienes están convencidos de que los liderazgos se miden en apariciones en los medios. Muchos aplican como axioma lo siguiente: mientras más entrevistas, más líder. Para mí, eso es una falacia. Y siempre he tratado de figurar lo menos posible. No siempre lo he logrado y muchas veces me he arrepentido de algunas apariciones públicas en los medios. Pero eso no quiere decir que esté alejado. No estoy, obviamente, tan involucrado como el año pasado, pero cada vez que alguien me ha pedido ayuda se la he dado. Apoyo todo lo que puedo lo que hace mi club Antofagasta y veo mucho fútbol por televisión.
La "Roja" y Borghi
Mayne-Nicholls dice que no tiene problemas en responder de cualquier tema, salvo uno: la ANFP.
Igualmente, el ex presidente del fútbol nacional se refiere a la actualidad de la Selección Nacional y recuerda la historia de cuando se reunió con Claudio Borghi, en 2007, ya que estaba entre los candidatos a dirigir a la "Roja" después de la salida de Nelson Acosta.
¿Qué le pareció la actuación de Chile en la Copa América?
Me parece que fue en Valdivia que me lo preguntaron y ahí respondí: "No puedo opinar si no estoy al tanto de cuáles eran los objetivos y cómo se trabajó para conseguirlos". Y sigo creyendo lo mismo.
Yo podría dar una opinión amparándome en mi calidad de hincha, pero al haber sido presidente de la federación, esa calidad se diluye, se confunde y obviamente nadie creerá que hablo como hincha. Entonces, como siempre repetía a quien considero un muy buen amigo, "dueño de tus silencios, esclavo de tus palabras" cae como anillo al dedo para esta pregunta.
¿Esperaba algo más de la Selección Nacional?
Ya le dije, yo desconozco cuál era el objetivo. Entonces, mi opinión pierde base y sustento. Por lo tanto, prefiero no emitir juicio alguno.
¿Qué le pareció la contratación de Borghi?
Tras la Copa América de Venezuela, en 2007, empezamos a buscar técnico y Claudio fue una de las opciones. Me reuní y conversé con él. Finalmente optamos por Marcelo Bielsa, tras lo cual Claudio emigró al fútbol argentino y no tengo duda alguna de que creció como persona y en lo profesional. Por lo tanto, yo sólo puedo desearle el mayor de los éxitos en su trabajo, pues si está ahí es porque se ganó su lugar. Nadie se lo regaló.
¿Por qué usted se reunió con él antes que con Bielsa?
Hay un viejo dicho: "No poner todos los huevos en el mismo canasto". Yo, por esos días, me reuní con varios entrenadores para que, al momento de que tomáramos la decisión, nuestro margen de error fuera el menor posible. Uno de ellos fue Claudio, eso sí, después de haber hablado con Bielsa, porque tenía muchos méritos. Especialmente con la campaña internacional de Colo Colo 2006. Pero desde entonces, a Borghi nunca más lo he vuelto a ver.
El recuerdo del "Loco"
El 4 de febrero fue la conferencia de prensa donde Marcelo Bielsa anunció que dejaba la banca de la Selección, después de que Sergio Jadue ganara las elecciones en la ANFP.
Ha pasado un poco más de medio año y el rosarino ya trabaja en Athletic de Bilbao.
¿Qué le parece la llegada de Bielsa a Athletic de Bilbao?
Me parece muy bien. Por el club vasco, por Marcelo y por el fútbol. Una persona como Bielsa, en todo sentido, no sólo en lo futbolístico, siempre es un gran aporte a la sociedad. Una institución como el Athletic, que conozco muy bien, pues desde 1992 que la visito en forma regular y he recogido muchas enseñanzas de lo que ahí hacen, merece un técnico que comparta los valores y principios del club. Al final, es el fútbol el gran ganador con la presencia de Marcelo en el País Vasco, donde los aficionados tienen claro cuáles son los valores que quieren para su institución.
¿Ha hablado últimamente con Bielsa y qué se han dicho?
Usted sabe muy bien que esta respuesta no es la que usted espera, por lo tanto, mejor paso.
Por último, ¿qué opina de que la actual directiva de la ANFP lo quiere llevar al Tribunal de Honor?
No conozco a nadie que le guste que lo lleven a los tribunales; obviamente, a mí tampoco.
La charla en Madrid para los chilenos
"Este año, en uno de mis viajes a Europa me contactaron los dirigentes del Chile Club del IE de Madrid y me pidieron si era posible que les hiciera una exposición de algún tema que yo creía relevante, tras mi experiencia al mando del fútbol chileno. Me pareció interesante hacerlo por varios motivos: eran compatriotas, jóvenes muy entusiastas, el prestigio del instituto es reconocido en el mundo entero y estaba la posibilidad de mostrar que, en temas tan importantes como el fútbol, no se puede dejar de lado que la eficiencia en las acciones debe ir de la mano con la responsabilidad social que tiene esta actividad.
De eso les fui a exponer a estos jóvenes estudiantes y, para mi sorpresa, la sala se llenó, a pesar de que era semana de exámenes. Hubo gente de diversas nacionalidades y varios de los asistentes me pidieron copia de la charla, para ver si en sus respectivos países podían desarrollar un proyecto social como el de nuestra fundación.
A mí, además, me sirvió para compartir con destacados estudiantes, conocer de muchas de sus experiencias de vida y también comprobar -una vez más- que las nuevas generaciones tienen una impronta diferente a la nuestra y a la que nos precedió en torno a temas valóricos. Los jóvenes en España me ratificaron que mayoritariamente quieren surgir y destacar en el mundo, pero con un mayor sentido de la equidad, la solidaridad y el bien común sobre el bien individual".
El gran orgullo del dirigente: la fundación
Mayne-Nicholls siente que su mayor orgullo es la fundación Ganamos Todos. Desde que la lanzó, en marzo, ya tiene personalidad jurídica y "en los casi cinco meses desde que la creamos, hemos ido a unos 70 municipios a ofrecer la posibilidad de trabajar con ellos. Estuve en 10 de las 15 regiones del país. Además, como he presentado la fundación en varios países (México, Costa Rica, Argentina, Estados Unidos, España y Suiza), hay muchas posibilidades de tener representación internacional. De hecho, es posible que iniciemos algo con la isla Dominica del Caribe y, eventualmente, en Centroamérica.
¿Qué cosas quiere hacer con la fundación?
Nuestra idea para este año fue desarrollar unos 20 proyectos. Creo que seremos capaces de hacer más de 25. Para el año que viene esperamos duplicar esos números y agregar uno o dos deportes más. Por ahora sólo estamos en el fútbol, pero hemos analizado la chance de sumar algún deporte individual o algo colectivo a nivel de preescolar. Son temas que estamos desarrollando. Siempre con la misma idea: capacitar a quienes dirigen (árbitros, entrenadores y dirigentes), organizar un evento con alta participación de niñas y niños, y hacer mediciones antropométricas que después podamos comparar, pues la idea es que en cada comunidad hagamos estos eventos al menos dos veces por año.
¿Cuáles son los puntos de los que se siente orgulloso de la fundación?
El mayor orgullo es el recibimiento de la gente. Donde vamos nos agradecen que nos hayamos acordado de ellos y que estemos dispuestos a realizar una labor por sus niñas y niños. Nosotros invitamos a todos a participar. A nadie le impedimos que esté presente, y eso la gente lo agradece mucho. También nos ha sorprendido gratamente la recepción en empresas (las mineras Pelambres y Barrick, y AES Gener, además de la Universidad de Talca) y de nuestros socios (PF, Coca Cola, Brooks, Arrow, DirecTV y Procorp). Y también están los municipios que han entendido que este es un buen camino para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, como Villarrica, Colina, Coquimbo y Mejillones.
Tradición católica en el norte de Estados Unidos
La Universidad de Notre Dame es una de las instituciones de enseñanza superior e investigación más prestigiosas de los Estados Unidos (19º lugar del ranking de US News).
Su característica principal es su condición de universidad católica y, de hecho, fue fundada a mediados del siglo XIX con el aporte esencial del arzobispo de Indianápolis (en aquellos años, llamada la diócesis de Vincennes).
Tiene casi nueve mil alumnos de pregrado y un patrimonio cercano a los cinco mil millones de dólares. Tiene más de 5.100 empleados y la tasa de alumnos por catedrático es de menos de 20 estudiantes por clase en el 54% de los cursos. Sus especialidades de mayor desarrollo son biología, negocios, ingeniería y ciencias políticas. La tasa de graduación es de 90%.
Uno de los aspectos que ha dado mayor fama a Notre Dame es el fútbol... pero el fútbol americano. Su equipo es uno de los más exitosos de las competiciones nacionales universitarias y es conocido como los "Fighting Irish" ("Irlandeses luchadores"), aludiendo a la relación existente entre la multitudinaria comunidad irlandesa con esta casa de estudios, debido a su relación directa con el catolicismo.
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