En un partido con poco "vuelo", la albiceleste y el Scratch no se sacaron ventaja en el encuentro de ida del torneo amistoso.
14/09/2011 -
En el papel el duelo entre Argentina y Brasil asomaba como auspicioso, sin embargo terminaron igualando 0-0 en un duelo con pocas llegadas y escaso vuelo futbolístico.
Las selecciones "locales" de ambas naciones se midieron en Córdoba y al final el peor saldo se lo llevaron los transandinos debido a las lesiones sufridas por Mauro Boselli y Juan Manuel Martínez.
El primer tiempo se planteó con una Argentina dominante y que erró un par de buenas ocasiones en los pies de Boselli.
Sin embargo, fue el Scratch el que tuvo la más clara, cuando una extraordinaria jugada de Neymar fue rematada por Damiao al poste.
En el segundo tiempo el partido se hizo más equilibrado, pero siguió con muy pocas llegadas a los arcos.
Un remate de Mouche fue lo más destacado para la albiceleste, mientras que nuevamente el poste salvó a los transandinos.
Damiao hizo una jugada notable dejando en el camino con un "sombrerito" a Papa y su centro sobrepasó a Orión y dio en el palo.
Al final, entre algunas pifias, el público despidió a ambas selecciones, que dejaron poco para la vista.
El primer Superclásico de las Américas terminó 0-0
El equipo de Sabella mostró momentos de buen fútbol, pero se lesionaron Boselli y el Burrito Martínez y perdió peso en ataque. Damiao le dio al palo dos veces.
Poco por ganar, mucho por perder. El duelo ante Brasil significó el segundo debut de Alejandro Sabella en la Selección Nacional. Esta vez con el equipo B, el de los locales. El Superclásico de las Américas, como fue denominado el partido (que tendrá su revancha en Belém, el 28), ofrece un trofeo como premio. Pero perder ante Brasil en su primer clásico, encima en casa, es un riesgo grande que asumió el flamante entrenador.
Sin embargo, el equipo que armó (un mix entre Estudiantes y Vélez más Orion –Boca- y Pillud –Racing-) mostró un buen rendimiento en el primer tiempo, aunque le faltó claridad y profundidad para atacar. Es que Sabella ubicó un 5-3-2 (o 3-5-2, según la posesión) práctico y que tuvo a un Héctor Canteros frío, calculador y preciso.
El pibe de Vélez no sólo jugó con naturalidad a pesar de llevar la camiseta número 10 (la de Maradona, la de Messi) sino que se convirtió rápidamente –una vez que se sacó los nervios lógicos de encima- en el estratega del equipo, ante las anunciadas ausencias de Juan Román Riquelme y de Juan Sebastián Verón.
Argentina contó con más ocasiones de gol. La primera a los 6, con un desborde del Burrito Martínez y una volea de Mauro Boselli que se fue por encima del travesaño. La segunda a los 15, pase de Canteros para Augusto Fernández por derecha. Centro atrás y Boselli que le yerra al arco. A los 18, de Canteros el pelotazo preciso para Martínez, sobre la izquierda (una constante). El Burrito deja en el camino a Danilo y manda el centro, que Rever rechazó con lo justo. A los 33, otra vez Canteros para Burrito que encara para el medio y saca un derechazo furioso que se fue al lado del palo izquierdo de Jefferson. Muy cerca.
Cuando Boselli se fue de la cancha (a los 23) con una fuerte contractura en el isquiotibial izquierdo, el equipo perdió presencia en el área rival. A Emmanuel Gigliotti, su reemplazante, le costaba entrar en partido.
Y Brasil, que es Brasil, dejó la sensación que en cualquier momento podía abrir el marcador. Si los delanteros aceleraban, el visitante merodeaba el gol. A los 12, Damiao se comió el grito tras una gran jugada de Neymar en el área, que se sacó de encima a Cellay y Desábato, y le dio el gol al 9 de Inter de Porto Alegre, que a menos de un metro de la línea y con Orion vencido, definió al palo.
Si Argentina había perdido peso en ataque con la salida de Boselli, la lesión del Burrito Martínez, a los 12 del complemento, condenaba las ilusiones de los cordobeses que querían gritar un gol en casa. Un tirón en el aductor, y el jugador más peligroso del equipo salía (ingresó Pablo Mouche).
Allí Argentina perdió la pelota, el terreno y las ambiciones. Empezó a pesar más la necesidad de no perder, que las ganas de ganar. Y además Brasil, sin que lo ataquen, aprovechó para mostrar sus mejores habilidades. Aunque se despertaron tarde. Y con un sacudón que le dio Damiao al partido (31m) con una marianela que pasó sobre la cabeza de Papa y asombró a todos. Después tocó por encima de Orion y la bola dio en el palo. A los 35, Ronaldinho ejecutó un tiro libre por encima de la barrera que iba derecho a la red, pero que le permitió a Orion lucirse y despejar al córner. Al final fue 0-0.
Sin embargo, el equipo que armó (un mix entre Estudiantes y Vélez más Orion –Boca- y Pillud –Racing-) mostró un buen rendimiento en el primer tiempo, aunque le faltó claridad y profundidad para atacar. Es que Sabella ubicó un 5-3-2 (o 3-5-2, según la posesión) práctico y que tuvo a un Héctor Canteros frío, calculador y preciso.
El pibe de Vélez no sólo jugó con naturalidad a pesar de llevar la camiseta número 10 (la de Maradona, la de Messi) sino que se convirtió rápidamente –una vez que se sacó los nervios lógicos de encima- en el estratega del equipo, ante las anunciadas ausencias de Juan Román Riquelme y de Juan Sebastián Verón.
Argentina contó con más ocasiones de gol. La primera a los 6, con un desborde del Burrito Martínez y una volea de Mauro Boselli que se fue por encima del travesaño. La segunda a los 15, pase de Canteros para Augusto Fernández por derecha. Centro atrás y Boselli que le yerra al arco. A los 18, de Canteros el pelotazo preciso para Martínez, sobre la izquierda (una constante). El Burrito deja en el camino a Danilo y manda el centro, que Rever rechazó con lo justo. A los 33, otra vez Canteros para Burrito que encara para el medio y saca un derechazo furioso que se fue al lado del palo izquierdo de Jefferson. Muy cerca.
Cuando Boselli se fue de la cancha (a los 23) con una fuerte contractura en el isquiotibial izquierdo, el equipo perdió presencia en el área rival. A Emmanuel Gigliotti, su reemplazante, le costaba entrar en partido.
Y Brasil, que es Brasil, dejó la sensación que en cualquier momento podía abrir el marcador. Si los delanteros aceleraban, el visitante merodeaba el gol. A los 12, Damiao se comió el grito tras una gran jugada de Neymar en el área, que se sacó de encima a Cellay y Desábato, y le dio el gol al 9 de Inter de Porto Alegre, que a menos de un metro de la línea y con Orion vencido, definió al palo.
Si Argentina había perdido peso en ataque con la salida de Boselli, la lesión del Burrito Martínez, a los 12 del complemento, condenaba las ilusiones de los cordobeses que querían gritar un gol en casa. Un tirón en el aductor, y el jugador más peligroso del equipo salía (ingresó Pablo Mouche).
Allí Argentina perdió la pelota, el terreno y las ambiciones. Empezó a pesar más la necesidad de no perder, que las ganas de ganar. Y además Brasil, sin que lo ataquen, aprovechó para mostrar sus mejores habilidades. Aunque se despertaron tarde. Y con un sacudón que le dio Damiao al partido (31m) con una marianela que pasó sobre la cabeza de Papa y asombró a todos. Después tocó por encima de Orion y la bola dio en el palo. A los 35, Ronaldinho ejecutó un tiro libre por encima de la barrera que iba derecho a la red, pero que le permitió a Orion lucirse y despejar al córner. Al final fue 0-0.
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